El jugador uruguayo menos uruguayo
- Fuball
- 1 nov 2019
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El 31 de agosto de 1997 el Inter se enfrentó al Brescia en la Seria A. La plantilla confeccionada por Luigi Simoni formó con Gianluca Pagliuca, Fabio Galante, Giuseppe Bergomi, Javier Zanetti, Luigi Sartor, Aron Winter, Diego Simeone, Youri Djorkaeff, Francesco Moriero, Maurizio Ganz y un tal Ronaldo Nazario, que debutaría ese mismo día con el conjunto Neroazzurri. Todo apunta a que vamos a hablar de los comienzos de la leyenda carioca, pero no. Hubo otro jugador que acaparó todos los focos esa tarde de verano en el Giuseppe Meazza.
Corría el minuto 72. El inter iba perdiendo 1-0, no estaba desplegando un gran juego, un partido con más sombras que luces. Entonces se produjo un cambio, entraba el jovencísimo Álvaro Recoba, procedente del Nacional de Montevideo, y salía el delantero Maurizio Ganz. Para muchos el chino Recoba era un desconocido, pero esa noche pasaría a formar parte de las leyendas del club milanés. El partido se encaminaba hacia un agónico final, pero ocho minutos después de que Recoba entrara a la cancha, le vino un balón, que orientó con su zurda mágica y con ese único control sacón un zambombazo desde 25 metros de la portería, clavándola en el ángulo. Las arañas no se lo podían creer, el chino las había desahuciado, esa escuadra quedó impoluta. El estadio estaba empezando a ver que la inversión realizada por su club estaba siendo amortizada (17 millones de euros). 1-1, el encuentro estaba siendo muy disputado, la pelota se negaba a entrar en la red, y el final del partido se encontraba cada vez más cerca. Minuto 85, se cobra una falta a favor del Inter. La distancia hacia portería es de unos 30 metros. Agarra la pelota Álvaro Recoba, la coloca. Se perfila para pegarle con su zurda, quizás de las tres mejores zurdas que han pasado por la liga italiana. Dispara, gol. Otra vez la clava en el ángulo, en la escuadra contraria. Un auténtico golazo que daría la victoria al Inter por 2-1 y que firmaría uno de los mejores debuts de la historia.
La longevidad del chino en Italia fue corta. Corta porque Recoba no era un jugador aguerrido, ni tampoco era el máximo exponente del esfuerzo, pero fue dotado de una exquisitez técnica que estaba al alcance de muy pocos. Su zurda siempre está presente en la memoria de los Neroazzurri. Verlo jugar era sencillamente relajante, la depurada técnica que exhibía, los pases que ejecutaba, y los goles que marcaba dejarían huella en cada país que visitó y deleitó con su fútbol. Los goles olímpicos, sí, goles, porque fueron más de uno y de dos. Llegó a marcar seis goles olímpicos durante su carrera como profesional, una auténtica locura. El rey sin trono al que no le hacía falta ir al gimnasio ni ser el mejor ejemplo de profesionalidad.
Después de dos años jugando en el Inter, sería cedido en préstamo al Venezia, pero volvería al Inter, y no de cualquier manera, sino firmando el salario más alto del planeta fútbol, siete millones de dólares. El chino Recoba pasó de estar en Nacional de Montevideo, a ser el jugador mejor pagado del mundo. Eso era el chino, despertaba pasiones pero también tenía sus detractores. En un fútbol tan defensivo como el italiano más de uno tildó a Recoba de blando, ya que no era asiduo al choque, no sea que se lesionara y no pudieramos disfrutar de su zurda.
Pero a pesar de todo, nos quedamos con sus mejores jugadas: aquel gol 'Maradoniano' contra Wanderers durante su periodo en Nacional, goles de mitad de cancha, goles olímpicos, goles. Un jugador de talento puro en un entorno mecánico. Una estrella que pudo brillar con más fuerza si no hubiera sido por la falta de regularidad. El jugador uruguayo menos uruguayo.
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